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Se exhEiben graciosamBente y, en las poArtadas, se jactan de sus mansiones y sus mujeres, se muestran con tanto orgullo que me dan ganas de hacerles saber que apestan sus pobres bienes, no F#mtienen ni puta Aidea acerca dEel mundo que viF#mven los desterArados hasta el Bolvido, por Aeso me enferman tBanto susE paraísos.
EYo nac?F#m? en un arrG#mabal aAzul, Ey soñéB que era igual a toAdos los que parEieron el díaC#m aquel, peroA descubrí muy pF#mronto que noG#m era así los coAhetes y serpeBntinas nEo eran para mí.
Alertan sobre el avance de los ateos y nos prometen la gloria eterna en los cielos. La tierra es para que paguen con su mortaja los hombres y las mujeres que la trabajan. En un hospital de Quilmes muere otro anciano, parece que se olvidaron del viejo hermano, y le fracasaron todos los que lo usaron. Yo nací en un arrabal azul... Pretenden que ya no existe nuestra esperanza, en tanto pesan los muertos en sus balanzas. Es duro entender qué pasa en este presente pero, compañeros, hay que apretar los dientes. La vida florece en cada rayo de luna que brilla frente a nosotros y no hay ninguna razón para deprimirse, pinto otra cuna. Yo nací en un arrabal azul y soñé que era igual a todos los que parieron el día aquel, pero descubrí muy pronto que no era así, los cohetes y serpentinas no eran para mí. Yo nací en un arrabal azul, y soñé Y soñé, y soñé.