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Tuning: E A D G B E
Capo en 4 FM7 (X33210) Arpegio con segunda, tercera y cuarta con bajo donde corresponda (no primera).
AmMe atraparás al vGuelo y nunca a la paEmred Y si me dejas aFM7ire en tus líneas dormEmiré Palabras de una Dmmusa de baja maternAmal
AmPuede que al fin me cGonozcan muy bien EmSi fueran puntos grises mis rFM7arezas cada tara que cEmree De seguirlos con un lDmápiz al final verías mi Amcara en el papel
AmPor eso estoy por Gaquí otra vez RebusEmcando en mi almacén esa paFM7labra con su débil timEmidez Ojalá encuentre la Dmforma más me vale tengo un tAmema que acabar
Si no apFarece nunca o entiendo que no di con la paAmlabra justa Y cuando al fin la encuentro, llega aquel mFar de dudas Si cuando me decido tú me deAmtienes, siempre Me aprietas justo aquí. Dices Gno mi leal traidora inspiracDmión G Cuando apareces menos Dmsoy. Y soy Amyo
AmTe quedarás doGrmida menuda noveEmdad Es peor mi genFM7iocidio cuando no te dejo habEmlar En la autopista de la Dmvida si te saltas la saAmlida hay que esperar
AmPuede que no haya aprGendido a aceptar Que escEmuadrones de moral judeocriFM7stiana con su culpabiliEmdad Nos seguirán por tDmierra por el aire y sobrAmetodo por amar
AmPuede que esté demGorando la acción A los Emdoce tuve un sueño en que gaFM7naba pero el sueño me vencEmió Desde entonces mis deDmrrotas son las huellas del carnAmé de ese tal yo
CAhora escúchame ya he encontrado la palabra justa Mejor prepárate tiene algo que a todos asusta CSí laDm voy a solCtar la quiAmero solDmtar
PronunciarFé esperanza la gritaré por dentro, si es lo que Amhace falta La escribiré mil veces, me alejaFré de espaldas Quizás de repetirla algo me queAmde No puedo permitir tu negaciGón, mi leal traidora inspiracDmión G De intermitente apariDmción G Como un ángel hallado en un ascenDmsor FQue bien funcEmionas como recAmuerdo
(La canción termina con un poema recitado por Serrat con base Dm y G finalizando con Dm y C. Termina con Am) Palabras abandonadas en mi palabrera (Recitado por Joan Manuel Serrat) Acojo en mi hogar palabras que he encontrado abandonadas en mi palabrera. Examino cada jaula y allí, ladrando vocales y consonantes, encuentro sucios verbos que lloran después de ser abandonados por un sujeto que un día fue su amo, y de tan creído que era, prescindió del predicado. Esta misma semana han encontrado a un par de adjetivos transtornados, a tres adverbios muertos de frio, y a otros tantos de la raza pronombre que sueñan en sus jaulas con ser la sombra de un niño. Señalo entonces a las palabras que llevan más días abandonadas, y me las llevo a casa, las vacuno de la rabia y las peino a mi manera, como si fueran hijas únicas, porque en verdad todas son únicas. Acto seguido, y antes de integrarlas en un parbulario de relatos o canciones, les doy un beso de tinta y les digo que si quieres ganarte el respeto, nunca hay que olvidarse los acentos en el patio. A veces les pongo a mis palabras diéresis de colores imitando diademas y yo sólo observo como juegan en el patio de un poema. Casi siempre te abandonan demasiado pronto y las escuchas en bocas ajenas, y te alegras, y te mojas contigo mismo, como con todo lo que amamos con cierto egoísmo, y uno se queda en casa, inerte y algo vacío, acariciando aquel vocablo mudo llamado silencio, siempre fiel, siempre contigo. Pero todo el ley de vida, como un día me dijo el poeta Halley: "Si las palabras se atraen, que se unan entre ellas. Y a brillar, que son dos sílabas."