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RayAaba el sE7ol del orAiente cuando llegaron a mE7isa en los labios de la novia se dibujó una Asonrisa mientras que un hombre seE7caba su llanto con la camAisa.
AllAá en la cE7asa de un rAico la fiesta se prepaE7raba mientras que en tierra de pobres una viejita rezAaba sentado frente a la iglE7esia un hombre triste lloAraba.
CA7uando el cura pregunDtó pE7or algún impeAdimento el hombre se levE7anto y caminó a pasoA lento toda la gente volE7teó y se rompio aquel silAencio.
A7'Esa mujer, señor Dcura E7a mí también meA mentía el fruto de sus entE7rañas llevará la sangre Amía... A7para ti mujer boniDta, la vE7oz de mi profecía nAadarás entre el dinero peroE7 vivirás vacía, la hAuella de mis besos te seguir?A7? noche y día.'
La bAoda sE7e realiz?A?³ y los mariachis cantarE7on un treinta treinta sonó en un encino gatAeado con rabía el hombre E7borro dos corazones grabAados.
A7Un niño rico nacDE7en una casa blanqAueada tiene la cara del hE7ombre de la camisa mojAada la tierra pobre quE7edó sin nadie que la sembArara