Jorge Rojas - El ni

^ECanto como un niño c^Aiego frente al mis^Bterio del m^Ear, y mi anhelo es esa estrel^Ala que se qu^Beda hasta cla^Erear.

^EEl agua me besa el al^Ama ^Bpajarito de cri^Estal y en las cañas silba el vie^Anto con su si^Bkus ancest^Eral.

La ora^E7ción que me b^Drota, se^E vuelve ^Averdad cuandigo que el hom^Ebre es un g^F#7rano de ^Bsal, dim^Ainuto en la n^Eoche ^By su inme^Ensidad.

^ATengo que seguir ca^Entando para darle al ^Dniño el sueño enc^Eerrado en mi ^E7piel, ^Atengo que seguir la^E huella que deja la l^Duna, cuando se recuesta en el ^Bagua a b^F#meber hasta el aman^Eecer.

^ECanto como un niño ^Aciego frente al ^Bmisterio de^El mar y mi anhelo es esa est^Arella que se q^Bueda hasta cl^Earear.

^EBailo como un niño ^Anuevo bajo un c^Bielo sin ig^Eual, mientras frontan sus viol^Aines las cig^Barras del sa^Euzal. Ya entendí que nuestra t^Aierra es^B amor y ete^Ernidad y nosotros los cul^Apables de su c^Bontinuo p^Eesar.

La o^E7ración que me^D brota s^Ee vuelve^A verdad cuando digo que el mun^Edo es un gr^F#7ano de s^Bal, dim^Ainuto en la^E noche ^By su inmen^Esidad.

^ATengo que seguir ca^Entando para darle al ^Dniño el sueño ence^Errado en mi p^E7iel, ^Atengo que andar de su ^Emano la rueda d^Divina, que impone la vida sin^B pregunta n^F#munca quien soy, ni por ^Equé. Y^Ea entendí que nuestra t^Aierra e^Bs amor y ete^Ernidad y nosotros los cul^Apables de su con^Btinuo p^Eenar.