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ESi a media noche, por la caBrretera que tC#me conté, detrás de una gasolG#7inera donde llAené, te hacen un guiño unas boBmbilG#7las azules, rojas y C#mamarillas, pórtaAte biBen y frena. Y, si la MagdaEleG#7na pide C#mun trago, tú la inviAtas a cien queB yo los pago.
EAcércate a su puertBa y llama si te muerC#mes de sed, si ya no juegas a las G#7damas ni con tu muAjer, sólo te pido que meB escrG#7ibas,contándole si sC#migue viva la virgen dAel pecado, la F#mnovia de la flor de la saBliva, eB7l sexo con amor de losE casados. E7Dueña de un cAorBazón, tanE cinco estrellas, G#7que, hasta el hijo de un ADios, una vez que lF#ma vio, se fue coBn ella. Y nunca le cEobBró, Ela Magdalena.
ESi estás más solo quBe la luna, déjatC#me convencer, brindando a mi salud, con G#7una que yo me Asé. Y, cuando suban las beBbidaG#7s, el doble de lo que tC#me pida, Adale por sus Bfavores, que en casa EdeG#7 MarÃC#m­a de Magdala, Alas malas comF#mpañías son Blas mejores.
ESi llevas grasa en la gBuantera y un alma queC#m perder, aparca junto a sus cadG#7eras de leche y Amiel, Entre dos curvas redeBntoras G#7la más prohibida de lasC#m frutas que espera hasta la aAurora, F#mla más señora de todas laBs putasB7, la más puta de todas Elas señoras. E7Con ese coAraBzón, tanE cinco estrellas, G#7que, hasta el hijo de un ADios, una vez que lF#ma vio, se fue coBn ella, Y nunca le cEobBró, Ela Magdalena.