Joaquin Sabina - El capit
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PGorque no quiso ser esG7tatua de sal
le llamaban toC7dos culo-inquieto,
aparenD7taba ser un tipo normal
C7pero guardaba un seGcreto.
Cuando a los cínicos les dió por rG7ezar
él le puso a SC7atán una vela,
aprendD7ió todo lo que hay que olviC7dar
y se escapó de la eG7scuela.
Y por llaE7marle tanto pan al pan,
y al vino, viAm7no,
la gD7ente bien, pensaba G7mal.
D7Y decían por la acera del casino
que si tal que si cual,
pero a el le G7daba igual;
Porque griGtaba cuando había que calG7lar
le llamaban todos 'aguafC7iestas'
dormíaD7 todo lo que había que so?C7?ar,
sin perdonar una sGiesta.
Y aunque Gnadie daba un duro por él,
G7se volcaba tanto eC7n los detalles,
que sin llD7egar a nada, llegó a sC7er
el capitán de su calG7le.
Pero en el E7barrio había un general que para Am7colmo
lo D7vio salir de noche a proG7bar:
A buscarle tres paD7tas a las gatas,
y dos peras al olmo
para mGerendar,
Porque saC7bía que la verdad desnuda
guarda oculta detras G7de la cortezD7a
el hueso de cereG7za
de una duda.
Y se reC7ía, con la melancolía
que le da la razónG7 a la tristeD7za
cuando los labios pieG7rden la cabezaG.
Porque Ano sabía vivir sin besar
A7le llamaban todos 'pichD7abrava'
pero el besE7aba para recuperaD7r
los besos que le faltAaban.
(sigue en A ) A7
Y aunque la muerte le aterraba pensó
que si la palida dama lleD7gaba,
no desperE7diciaría la ocasiD7ón de ver que tal bA7esaba.
Y por burF#7larse de lo más sagrado,
los del juzgaBm7do,
emE7papelaron al capiA7tán.
(sigue A7) E7
Y le echaron cinco mil años y un día
pa que aprenda a cantar
en la mazA7morra fría:
porque saD7bia que la verdad desnuda
guarda oculta detras A7de la cortezaE7
del hueso de cerA7eza
(sigue La7)
de una duda.
Y se reD7ía con la melancolía
que le da la razóA7n a la tristezE7a,
cuando los labios pieA7rden la cabeza.
F#7, Bm7, E7, A
y decian por la aceE7ra del casino
que si tal que si cual,
pero al le dA7aba igual,
porque sabD7ia (etc)
A7