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GA menudEmo los hijos se nosBm parecen Casi nos dan la D7primerGa satisfacción; B7esos que se menean con nuestrosEm gestos, A7echando mano a cuanto hay a su alredD7edor.
GEsos locoEms bajitos que se iBmncorporan Ccon los ojos abD7iertos de par eGn par, B7sin respeto al horario ni a las coEmstumbres A7y a los que, por su bien, hay D7que domGesticar.
CNiño, D7deja ya de joder con laG pelota. BmNiño Cque eso no se dice, A7que eso no se hace, D7que eso no seG toca.
GCargan con nuestroEms dioses y nuestroBm idioma, Cnuestros rencores yD7 nuestro pGorvenir. B7Por eso nos parece que son de gEmoma A7y que les bastan nuestros cuentos para dorD7mir.
GNos empeñamEmos en dirigir Bmsus vidas Csin saber elD7 oficio y sin voGcación. B7Les vamos trasmitiendo nuestras frustrEmaciones con la leche temA7plada D7y en cada caGnción.
CNiño, D7deja ya de joder con laG pelota. BmNiño Cque eso no se dice, A7que eso no se hace, D7que eso no seG toca.
GNada ni nadiEme puede impediBmr que sufran, Cque las agujD7as avancen en elG reloj, B7que decidan por ellos, que se equivoquEmen, que crezcan y que un A7día nos D7digan adGiós.