Ismael Serrano - Un muerto encierras
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GComo tantas madrugadas encerrBm7ados en un coche,C
Gen una calle sin Bm7luz, una calle sin nombre,C
Am los dos frente a frente seC miran despaDcio,
Am tras dedicarse al amoCr y su trabajoD.
FSecan su sudoCr, Am7secan su sudoCr,
tal coAm7mo han aprendiDdo, no han olvidaGdo.
Él pGiensa 'ya nada Bm7es lo de antCes,
la vida Gdebe estar Bm7en otra parte'C,
Amdonde no la divisa porCque ella le ciegDa,
Am con cárceles dCe oro, con amor sin tregDua.
FYa nunca volveránC, ya nunca volverCán,
Amya nunca volverGán a hacerD nada por vez primGera.
AtareDmos bandadas de Fgorriones a nuesEtras muñecaAms,
huiremos Clejos de aqu?D?, a otro planeta.
LlévGame doDnde no estésF,
un muerEto eAmncierraCs. D
Él le regala unas manos llenas de mentiras,
ya no le parece tan bello el cuerpo que acaricia.
Ayer eclipse de sol eran sus pupilas,
hoy son lagunas negras donde el mal se hacina.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se termina.
Ella ya no ama sus vicios, le busca en los ojos,
pasa un ángel volando y se encuentra con otro.
Ayer sus dos brazos eran fuertes ramas
donde guarecerse, hoy son cuerdas que atan.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se acaba.
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.
Él decide por fin vomitar las ideas,
ella lo sabe y tranquilamente lo espera.
Sin calma planea su fuga este preso,
ella no lo mira, no aguanta su aliento.
Ya llegó el final, y van a encontrar
en su corazón arena de desierto.
Perdida la calma, se pone muy serio,
cunde el pánico y le invade un horrible miedo.
Su boca cobarde pronuncia: 'Te quiero.
No te vayas nunca, no te vayas lejos'.
Y ella echa a temblar, ella echa a temblar,
ella echa a temblar: 'Yo también te quiero'.
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.