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Dm7 (1) E E7 Lo amaban, ni más ni menos,
y se sacaba Asuscada maA7ñana las Dmespinas del sueño. JuGm7raba y maldecBbía y se enredGm/Aaba en la alambA7rada de la mDmansa rutina.
DmVivía como tú o comoE yoE7. AsusLos viernes por la nA7oche iba a bDmuscar a su amor. FumGm7aba tranquilo, planeaba la sAbemana y elGm/Ala le arrancA7aba el cigDmarro y lo besaba. C Y un dFía lo mordió el virus elC miedoC/D. DmEntendió que las mujeres Asusnunca tienen dA7ueño. Y temiBbó que ella marAm7chase, que se agotGm7ase el manantial sin un por Asusqué. A7 Venci?F? el miedo y faltó a la últimCa citC/Da, no dDmescolgó el teléfono que auAsusllaba en la A7mesilla. Y el temBbor a la derrAm7ota lo agarroGm7tó como un cAsusalambrA7e, sin un por qDmué.
Duro, intenso y precario... Se enfrentaba cada día al oleaje en el trabajo. Y una mañana la cobardía lo paralizó en la puerta y no entró a la oficina. Volvía a despertar y empezaba el periódico como tantos, por detrás. Vio y sintió la noche del planeta y su desastre, tuvo miedo y decidió no salir a la calle. Y ahí lo tienes encerrado en casa, temblando como un niño, sellando las ventanas, para no ver, ni escuchar, sentir, notar la vida estallando fuera. Por miedo a sentir miedo fue a la cama, como una oruga se escondió y envuelto entre las mantas se durmió, hizo humo el sueño y se olvidó del mundo por miedo a despertar. INSTRUMENTAL Bm7-Bm7/A-G-Em-Asus-A7- Bm7-Bm7/A-G-Em-F#m7 Gm7-Asus-A7-Dm Aún sigue dormido. Pasaron los inviernos y aún sigue escondido, esperando que tu abrazo le inocule la vacuna y elimine el virus del miedo y su locura. (1) 057555