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AEn la esquina de mi barrio hay una tienda que se llama La ilusión del porvenE7ir
junto a ella está la fonda de Rosenda
que en domingos le echa al mole ajonjolAí.
Frente se halla la botica La aspirina,
donde sA7urte sus recetas mi amDá, tiene junto la cantina Mi oficAina donde cE7ura sus dolencias mi apAá, y le sDigue la mejor carnicerAía, donde vE7ende el aguayón Don BaltaAzar.
Es la esquC#7ina de mi barrio, compa?F#m?eros, un lugB7ar de movimiento sin iguEal, los camiAones, los transeúntes y los E7perros no la cruzan sin tener deficultaAd.
Cuando no ha habido moquetes hubo heridos,
o algún A7zonzo que el camión a lo embaDrró, otras veces sólo hay gritos y chifAlidos, o se escE7ucha el cilindrero trovadAor.
Contra esquina donde está la pulquería
hay un puesto de tripitas en hervE7or, allá afuera siempre está la polecía y allí tiene su cuartel el cargaAdor.
De este lado vende pan la Cucaracha
y le sA7iguen las persianas del billDar el Tarife ya paró ahí su caArcacha porque llE7ega con sus cuates a jugAar, Don FernDando va siguiendo a una muchAacha y lupE7ita, su mujer, ai va detr?A?s.
Es la esquC#7ina de mi barrio, compa?F#m?eros, un lugB7ar donde he perdido a mi querEer, donde ayAer brilló un farol como un luE7cero, lo rompieron y se echaron a corrAer.
Y la esquina me consuela en mi amargura
con su rA7isa, su bullicio y su esplendDor, llega el carro recogiendo la basAura y entre tE7anto desperdicio va mi amAor.