Autoscroll
1 Column 
Text size
Transpose 0
DYa no vuelve a su pesebre mi fiel caballo, no vuelve A7no,
ya no relincha de gozo
como cuando alguien lo acaricDió.
Maldita la suerte perra
que un derrepente sD7e lo llev?G?, ¡ay! pobA7re mi cabDallo bayo como he lloA7rado cuando el murD
Y fue en este mismo tiempo
ya van tres años que ayer cumA7plió cuando una terrible peste en el potrero se lo llevDó
Parece que me llamaba,
su patalD7eo me lo anunciGó, ¡ay! pobrA7e mi caballo Dbayo cuánto he llA7orado cuando el paDrtió.
Ahí me fui como flecha
pero en cuantito me le acerA7qué me clavaba sus ojitos como diciendo cúreme ustDed.
Lanzaba unos mordiscones
pero hay recD7uerdos que me dejGó ¡ay! pobrA7e mi caballo Dbayo cuánto he lA7lorado cuándo el muDrió.
Después de un suspiro fuerte
como una piedra se endureA7ció y yo con el alma rota le dije bayo, adiós, aDdiós.
Lo metí en un hoyo grande
y al enterraD7rlo pena me Gdió, ¡ay! adiA7ós mi caballoD bayo cuánto he llA7orado cuando el mDurió.
FAMOSO ENTRE OTRAS COSAS POR SUS CORRIDOS DE CABALLOS Y ESA IMPRESIONANTE MANERA DE JINETEAR, SE GANO EL BIEN MERECIDO SOBRENOMBRE DE "EL CHARRO DE MÉXICO", SU PÚBLICO SIEMPRE RECORDARÁ CON RESPETO Y CARIÑO A DON ANTONIO AGUILAR