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AmCon tu rostro tan angeEmlical... Fy tu rubio y prolijo cDmabello, Equién diría que un chicoAm tan bello B7es capaz de portarse tanE mal...
Ni la ley de obediencia debida le ha podido dar punto final al recuerdo tan triste y brutal, que dejaste al segar tantas vidas.
AmSos experto en torturar adoFlescentes AmY al robar aprovechando la Focasión, Amsuponés que sos un bravo y un Dmvaliente, Esin embargo para mi sos uAmn ca- nalla, reventado y hoy la Emgente te desprecia abiertamGente por cobarde y por ladCrón.
Demostrás tu valor y entereza enfrentando cuando es necesario a enemigos tan sanguinarios como un par de monjitas francesas. Y quizás suponés que te admiro por haberte rendido esa vez, que lamiste los pies del inglés sin haber disparado ni un tiro. No es casual que tu ilustre apellido haga rima con pobre infeliz y no entiendo cómo es que existís... Ojalá nunca hubieras nacido. Y Piluso, el capitán nunca olvidado, al que toda mi generación recuerda se avergüenza de tener tu mismo grado, porque vos en realidad sos una mim serable especie de soldado que merece ser colgado del extremo de una cuerda.