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Introducción: Hay un río de lágrimas que moja la esperanza de este pueblo andariego que somos vos y yo... pueblo lindo, festivo, que en vez de estarse triste, se ríe de sí mismo con la comparación... Y es que fuimos y somos un pueblo peregrino que sueña y se enamora tocando la cordión... y baila, canta y grita, y a veces hasta llora mascando el viejo sueño que hay en su corazón...
Vale la peEmna de vez en cuando tomar coraCje y revB7isar esa valiAmja de provincGiano con que llegB7amos a la ciuEmdad; esa valiEmja donde trajimos con nuestros sueCños tanta iB7lusión; esa valiAmja donde pusGimos las pertenenB7cias del corEazón...
Más de cien Eaños de andar sufriendo del interC#7ior a la capF#mital... Más de cien F#maños de estarnos B7yendo campo, paraje, pueblo, ciudEad...
Resiste el alma de noche y día,
entre el ruiE7do y la solAedad... DA7ios libre y guarde lo que seEría si no tuC#7viera la picaF7rdía y la aleB7gría de un '?E?emoá'...
Recitado: Hay días grises en que el abuelo siente por dentro la procesión de la nostalgia y de los recuerdos, y busca alivio su corazón... Como un remedio buscan sus manos sobre el ropero o en el placard esa valija de provinciano donde aún resguarda su identidad... Con el sombrero vino el cuchillo, o sea el respeto y la dignidad, y el dos hileras, 'curunducito' de la nostalgia y la soledad... Con su rosario, puso la abuela, su fe y la estampa de la Itatí; con la bombilla, puso de herencia el modo antiguo del guaraní... Sitio Oficial de Mario Bofill.-