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HCay una casa allá entre la arboleda, en donde vive el perico alcazoGtro, navegando sobre siete pilFares, lo acorralan despacio los agCostos, las aguas grávidas de la cDmreciente, les trae de vez en cuando los desmCorbos, de alguna lancha de contrabandiFstas, es un misterio la vida de alcazoCtro.
Ya se le puede ver calafateando, alguna embarcación por los canales, con la espátula haciendo maravillas, la pipa entre la boca desdentada, y la camisa manchada de aceite, y la ansiedad mordida por los vientos, rachas de eternidad son sus silencios, hacha de un sol bestial mata en su cara. Dicen que dió una vez la vuelta al mundo, que otra vez se cargó cuatro gendarmes, cosa triste de ver que cierta gente, no hable bién de quien hizo algo importante, carajo no hay más ley que la de abajo, solo la ley del pobre al pobre abriga, de aquel que anda en malas con los retobados, es que anda en buenas con la policia. Cuando el tano le da a la verdulera, a el le gusta bailar con la Celina, y esas mañanas de invierno o primavera, toda la isla entera se endominga, cuando su boina cae en los chinchorros, se arman grandes fritangas populares, crece un humo violento de churrines, que hacen de surubies y de bagres. Tarde ha apagado ya su sol de noche, se duerme entre sus gatos y sus perros, y su casa navega intensamente, como nave de sombra en los sauzales, tras su bote borracha las anguilas, dicen que va bailando en el verano, mientras su pipa ya en el mediodia va, timoneando a favor de los caraos. Se toca como milonga. Vamo el Tacua ché!!