Julio Sosa - Cambalache
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Que el mCundo fue y será una porqueGría, ya lo sé,
en el quinientos seis y en Cel dos mil también;
que siempre ha habido chorros, maquiGavelos y estafaos,
contentos y amargaos, valCores y dublé. C7
PeFro que el siglo veFminte es un despCliegue
de malC7dá insGolente ya no hay quG7ien lo nCiegue,
vivFimos revolcFmaos en un meCrengue
y en el mismo lGodo G7todos manoseCaos.
CHoy resulta que es lo mC7ismo ser derecho que traidFor,
ignorante, sabio, cG7horro, generoso, estafadCor.
¡Todo es iC7gual, nada es meFjor,
lo mismo un bGurro que un grG7an profesCor!
No hay aplazC7aos ni escalafFón,
los inmorGales nos hG7an igualaCo...
Si uno vive en la imposC7tura
Fy otro afana en su ambición,
da lo mismo que sea cCura,
colchonC7ero, rey de bGastos,
caraG7dura o polizCón. G C
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia contra un calefón.
Siglo veinte, cambalache, problemático y febril,
el que no llora no mama y el que no afana es un gil.
¡Dale nomás, dale que va,
que allá en el horno se vamo a encontrar!
¡No pienses más, tirate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao!
Si es lo mismo el que labura
noche y día como un buey
que el que vive de las minas,
que el que mata o el que cura
o está fuera de la ley.