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Un dEía mi abE/F#uelo lleE/G#gó a mi Apaís y eran mBil descendiendo del bEarco. Y al dEía siguE/F#iente lleE/G#garon dos Amil y tres mBil otro día baEjaron.
DecC#menas, docBenas, centAenas de mG#il, millC#mones de pBenas, de guAerras de allG#í... De allEí donde aE/F#hora se pE/G#uede viAvir, donde quiBere ir mi propio hermEano.
Un día mi abuelo llegó a mi país sin contactos, monedas, ni visa, con cuatro remiendos en su traje gris y otro en el cuello de la camisa. Llegó sin permisos para residir, entró sin billete de vuelta y aquí... Aquí es tan difícil ahora conseguir el permiso para una sonrisa. Un día mi abuelo llegó a mi país con abuelos de tantos lugares, que no eran doctores, actores ni actrices, ni físicos termonucleares. Bastaron sus manos para construir una nueva casa y un día feliz y cientos de ramas de aquella raíz que a ninguno pudieron cortarle. (SUBE MEDIO TONO)
Un dE#ía mi abE#/Guelo lleE#/Agó a mi A#país con orgB#ullo, con fe y sin contrE#ato. TardE#ó una maE#/Gñana pE#/Aara conseA#guir documB#ento, pensión y traE#bajo.
No sDme para quB#é me conA#taba eso a Ami. No sDme, su refrB#án, qué quA#ería Adecir. Hoy Ees por nosE/Gotros, ma?E/A?ana por A#ti... Si esa lB#ey no se cumple acá aE#bajo.
Un día mi abuelo llegó a mi país y eran mil descendiendo del barco. Y al día siguiente llegaron dos mil y tres mil otro día bajaron. Decenas, docenas, centenas de mil, millones de penas, de guerras de allí... De allí donde ahora se puede vivir, donde quiere ir mi propio hermano.