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TeEníamos elG#m tiempo A E-G# para hacerlo pasar peC#mnsando en algoG#m más que en eAl billete. TeF#mníamos B7juguetes y gEanas de jAugar y F#mno de mirar el Dnoticiero de lasB7 siete. Teníamos un juego: queríamos triunfar venciendo al capitán igual que el zorro, buscábamos un modo barato de viajar para estampillar la vieja libreta de ahorro. ÉramosE tan Afelices -G# C#m que no nos dábamos cuenta, -A E F# se podía vivir, se podía dormir F#7 B7 A-B7 sin alarmas en la puerta. ÉramosE tan Afelices -G# C#m que no nos dábamos cuenta, -A E B7 se podía reír, se podía decir lo que aDhora no creemos y que uAnidos triunfaremos. Teníamos el tiempo para hacerlo pasar con bromas al más gordo o al más bajo y cuatro escarabajos con el pelo hasta acá, teníamos canciones y trabajo. Teníamos un juego llamado libertad, jugábamos jugándonos la vida, la parte divertida no me la acuerdo más, pero me acuerdo bien de las heridas. Éramos tan felices que no nos dábamos cuenta, se podía vivir, se podía dormir con la puerta siempre abierta. Éramos tan felices que no nos dábamos cuenta de lo que iba a venir, lo que se iba a sufrir... Qué difícil ser feliz en los noventa.
A mis viejos, a los que tuvieron el privilegio de dormir con la puerta siempre abierta, y a mi infancia felíz. Gracias Ignacio por ser la Banda Sonora de mi vida. Maxi